< Previous40 Vol. 26 • No. 4 Artículo Técnico Simbióticos y su clasifi cación: Un enfoque integral desde los alimentos funcionales Alimentos funcionales y salud humana Por: Raquel Gómez-Pliego* L a alimentación contemporánea ya no se limita a cubrir requerimientos calóricos o nutricionales básicos. En las últimas décadas ha surgido una nueva generación de productos conocidos como alimentos funcionales , defi nidos como aquellos que, además de nutrir, aportan compuestos bioactivos capaces de mejorar funciones fi siológicas y reducir el riesgo de enfermedades. El consumo regular de alimentos funcionales aporta compuestos bioactivos como probióticos, prebióticos, ácidos grasos omega-3, fi toquímicos, fi bras dietéticas, carotenoides y micronutrientes, que contribuyen a la promoción de la salud y a la prevención de diversas enfermedades. Entre sus principales benefi cios se encuentran la mejora de la salud gastrointestinal, el fortalecimiento del sistema inmunológico, el aumento de la longevidad y su potencial antioxidante. Además, la microbiota intestinal frecuente- mente denominada el “segundo cerebro” desempeña un papel fundamental en la comunicación bidireccional entre el intestino y el sistema nervioso central, infl uyendo en el estado de ánimo, el comportamiento y diversas fun- ciones cognitivas. Esta interacción, conocida como el eje intestino-cerebro, ha cobrado gran relevancia en estudios recientes sobre salud mental y neuroprotección. Asimismo, los alimentos funcionales pueden ayudar a re- ducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes mellitus, los padecimientos cardiovasculares, la obesidad, ciertos tipos de cáncer y trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer y Parkinson. Aunque su consumo no reemplaza los tratamientos médicos, forman parte fundamental de una estrategia preventiva de salud, especialmente cuando se integran en una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable.41 Vol. 26 • No. 4 Artículo Técnico Dentro de este grupo de compuestos bioactivos se en- cuentran componentes como antioxidantes, polifenoles, ácidos grasos omega-3 y fi bras fermentables. ¿Qué son los simbióticos? Son productos que combinan microorganismos vivos benéfi cos (probióticos) con sustratos fermentables no digeribles (prebióticos), diseñados para actuar de forma conjunta sobre la microbiota intestinal. El prebiótico promueve selectivamente el crecimiento o actividad del probiótico, aumentando su efi cacia y benefi cios en el huésped. Se ha demostrado que los simbióticos pueden mejorar la digestión, fortalecer el sistema inmunológico, reducir la infl amación intestinal y modular el metabolismo. Clasifi cación de simbióticos Con base en información de la International Scientifi c Association for Probiotics and Prebiotics (ISAPP), los simbióticos se clasifi can en dos grandes grupos: - Simbióticos complementarios. Es la combinación de un probiótico y un prebiótico que funcionan de manera independiente, sin necesidad de una relación funcional específi ca entre ambos. Su acción es paralela pero no necesariamente sinérgica. Ejemplo: Lactobacillus casei + inulina, ambos componentes aportan benefi cios, aunque la inulina no sea el sustrato preferido de esa cepa. - Simbióticos sinérgico. Se defi ne como una combinación intencionada y específi ca, donde el prebiótico es selec- cionado para estimular selectivamente al probiótico con el que se administra, optimizando su viabilidad y función. Ejemplo: Bifi dobacterium longum + galactooligosacáridos (GOS). Efectos indeseables por el uso inadecuado de compuestos bio- activos en alimentos funcionales En el desarrollo de alimentos fun- cionales, un error común es suponer que agregar más compuestos bioac- tivos equivale automáticamente a un producto más saludable. Sin embar- go, cuando estos compuestos no se seleccionan, dosifi can o combinan de manera adecuada, pueden provocar efectos secundarios, interacciones negativas o comprometer la calidad del alimento en términos sensoriales y tecnológicos. Interacciones negativas entre com- puestos bioactivos Agregar múltiples compuestos bioactivos sin una evaluación previa de su compatibilidad, pueden pre- sentar interacciones que disminuyen su eficacia o provocan efectos indeseables. Por ejemplo, ciertos antioxidantes pueden oxidarse en presencia de mine- rales como el hierro, reduciendo su actividad, exceso de antioxidantes liposolubles como la vitamina E se ha reportado que pueden inhibir la absorción de la vitamina K. Asimismo, el exceso de compuestos como la fi bra soluble puede interferir con la absorción de minerales esenciales como el zinc o el calcio. Estas interacciones no sólo afec- tan la funcionalidad del alimento, sino también su valor nutricional real. Problemas digestivos o gastrointestinales Una de las consecuencias más comunes del uso excesivo de ciertos prebióticos, como inulina, fructooligosacáridos (FOS) o galactooligosacáridos (GOS), son los trastornos digestivos. Estos compuestos, en cantidades elevadas, pueden provocar fermentaciones excesivas en el colon, generando gases, distensión abdominal, cólicos o incluso diarrea. Este efecto es especialmente problemático en personas con síndrome del intestino irritable o con sen- sibilidad gastrointestinal.42 Vol. 26 • No. 4 Artículo Técnico Alteraciones sensoriales del alimento Muchos compuestos bioactivos tienen sabores, olores o texturas características que, si no se equilibran correcta- mente en la formulación, afectan negativamente el perfi l sensorial del producto. Algunas fi bras pueden dar lugar a texturas arenosas o viscosas, mientras que ciertos an- tioxidantes o extractos vegetales pueden aportar notas amargas, astringentes o metálicas. Esto compromete la aceptabilidad del producto por parte del consumidor y puede provocar su rechazo, independientemente de sus benefi cios funcionales. Toxicidad o efectos secundarios por sobredosis Aunque la mayoría de los compuestos bioactivos se con- sideran seguros en cantidades moderadas, un consumo excesivo especialmente en productos enriquecidos sin control puede provocar toxicidad o efectos adversos. Por ejemplo, dosis altas de vitamina A pueden ser hepatotóxicas; el exceso de isoflavonas puede alterar el equilibrio hormonal, y compuestos como cafeína o extractos de plantas mal dosifi cados pueden generar efectos cardiovasculares, neurológicos o gastrointestinales. Reducción de la estabilidad del producto Una formulación mal diseñada puede reducir la vida útil del alimento funcional. Algunas combinaciones aceleran los procesos de oxidación, provocando cambios de color, mal olor, sabor rancio o precipitación de ingredientes. Además, la interacción entre bioactivos y otros compo- nentes pueden afectar la viabilidad de los probióticos o la actividad de las enzimas, reduciendo la efi cacia funcional del producto con el tiempo. Sobrepromesa funcional y falsa percepción de seguridad Agregar múltiples ingredientes funcionales sin respaldo científi co puede crear una falsa imagen de salud total. Esto puede inducir al consumidor a confi ar excesivamente en un solo producto, descuidando otros aspectos fundamen- tales de su dieta o estilo de vida. Además, muchas combi- naciones no cuentan con estudios clínicos que respalden su efi cacia conjunta, lo cual puede poner en duda la validez del alimento funcional y afectar la confi anza del mercado. Importancia de la matriz alimentaria La matriz alimentaria, es decir, el alimento que sirve de vehículo para el simbiótico, afecta signifi cativamente su viabilidad, estabilidad y efi cacia. También infl uye en la percepción sensorial (sabor, textura, aroma) y en la aceptabilidad del producto por el consumidor. Ejemplos de matrices y sus implicaciones: Impacto sensorial negativo por mala selección simbiótica Si los simbióticos se eligen sin considerar la matriz del alimento y su interacción con otros ingredientes, pueden deteriorar la calidad sensorial del producto. Por lo tanto, no basta con que el simbiótico sea efi caz a nivel fi siológico, debe también respetar la integridad sensorial del alimento y su aceptabilidad para el consumidor.44 Vol. 26 • No. 4 Artículo Técnico Criterios para la selección adecuada de simbióticos La formulación simbiótica debe basarse en criterios científi cos y tecnológicos que aseguren tanto su funcionalidad como su seguridad y calidad sensorial. Aplicaciones clínicas y nutricionales de los simbióticos Cuando se seleccionan y formulan correctamente, los simbióticos pueden ser una alternativa en el control de enferemedades. • Mejorar el tránsito intestinal y reducir disbiosis. • Prevenir infecciones gastrointestinales y respiratorias. • Apoyar el sistema inmunológico. • Modular el metabolismo de la glucosa y lípidos. • Infl uir positivamente en el eje intestino-cerebro (estrés, ansiedad). • Fortalecer la salud en etapas vulnerables (niños, adultos mayores). Conclusión Los simbióticos son una herramienta poderosa dentro del campo de los alimentos funcionales, con benefi cios científicamente comprobados cuando se formulan adecuadamente. Su clasifi cación en complementarios y sinérgicos, su integración en una matriz alimentaria com- patible y la evaluación crítica de criterios tecnológicos y sensoriales son fundamentales para garantizar su efi cacia y aceptación. Sin embargo, es importante destacar que el consumo de alimentos funcionales, incluidos los simbióticos, si bien contribuye a mejorar la calidad de vida de los con- sumidores y a reducir el riesgo de desarrollar enferme- dades, no tiene capacidad curativa frente a patologías ya establecidas. Su función es principalmente preventiva y complementaria dentro de un estilo de vida saludable y, en ningún caso, sustituyen el tratamiento médico. Asimismo, agregar múltiples compuestos bioactivos no garantiza un producto más saludable. Sólo mediante un diseño racional, basado en evidencia científi ca y una formulación equilibrada, es posible desarrollar alimentos funcionales verdaderamente efi caces, seguros y sensorial- mente aceptables para el consumidor. *Raquel Gómez-Pliego es ingeniera bioquímica, egresada de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Cuenta con una Maestría en Ciencias en Microbiología por la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y un Doctorado en Investigación en Medicina por la Escuela Superior de Medicina del IPN. Next >